Era su primer día en el instituto, y esperaba que él no la hubiese seguido
también hasta allí.
Se trataba de un hombre sin escrúpulos, siempre llevaba la
cara tapada con un pañuelo negro. Corría el rumor de que era un señor
que se
había quedado sin casa y que vivía en una de las cuevas de la montaña
mas
cercana de la casa de Sara. Sara era una niña de doce años y había visto
muchas
veces a ese señor, ella pensaba que era casualidad, un día se fue a un
centro comercial a Valencia a comprar ropa, y a lo lejos, detras de un
periódico, pudo reconocer el
pañuelo; la niña estaba aterrorizada. Cuando entró en su nuevo instituto
se dio
centa de que su profesor de música llevaba puesto el mismo pañuelo que
tantas
veces había visto. Se propuso seguirlo hasta su casa y se dio cuenta de
que
vivía en esa cueva, volvió a su casa con miedo a que le hubiera visto
y le hiciera algo malo. Al día siguiente volvió al instituto y decidió
no contar nada a nadie por lo que pudiera pasar. Pero un día lluvioso
Sara volvió andando a su casa, entonces vio que se le acercaba un coche,
era él, iba muy despacio, a la velocidad de Sara. Cerca de su casa Sara
echó a correr él también... por suerte para ella, su padre
acababa de llegar del trabajo y había dejado la puerta abierta, Sara
entró lo más rápido que pudo y con un fuerte golpe cerró la puerta. Su
padre preocupado le preguntó: ''¿Qué ha pasado?'', ella le dijo: ''papá,
nunca dejes entrar en esta casa a alguien con un pañuelo negro, por
favor''. El padre abrió la puerta y Sara dijo: ''¿Lo ves?, ¡es él!'', su
padre miró y no vio nada. Sara se fue a su dormitorio y su padre
preocupado cerró la puerta. Al día
siguiente no le tocaba música pero olvidaba que la clase de al lado le
tocaba a 1ª hora. De camino hacia su clase vio al hombre sentado en la
mesa del profesor de la clase de al lado sonriéndole, ella aterrorizada
corrió hacia su mesa. La profesora de matemáticas entró y dijo: ''todos a
vuestros sitios y abrir el libro por la página 149''. Sara al abrir el
libro por esa página se quedó perpleja porque abajo en una esquina
ponía: "Eres buena pero no lo suficiente para escapar de mí", Sara se
puso mala solo de pensar en lo que le esperaba al salir de clase. A las
14:30, a la hora de salir, corrió lo más rápido que pudo para llegar en
cuanto antes a su casa. Cuando fue a abrir la puerta, alguien la cogió
por detrás y le tapó la boca, fue metida en el maletero de un coche.
Sara sentía miedo, no sabía dónde la llevaban, al cabo de un tiempo le
pareció que el coche se detenía e intentó gritar pero no pudo hacerlo
porque tenía la boca tapada. El maletero del coche se abrió y el hombre del pañuelo negro le susurró: "Sara, Sarita, Sara... ¿acaso creías que no te iba a pillar?". Sara no pudo hablar, el profesor del pañuelo negro la había llevado hasta una casa aislada en el bosque. La sentó en una silla, la ató de pies y manos, y luego salió de la cabaña dejándola sola.
Mientras tanto, el padre de Sara estaba cada vez más preocupado porque su hija todavía no había llegado a casa, y la había llamado al móvil mil veces, también había llamado a todas sus amigas, pero ninguna sabía dónde estaba. Finalmente, el padre llamó a la policía y decidió salir a buscarla.
Al cabo de un rato el profesor con el pañuelo negro regresó a la cabaña donde Sara aguardaba maniatada y aterrada. "¿Tienes sed?", le preguntó a Sara, ella asintió con la cabeza, y el profesor le quitó la mordaza y las ataduras, Sara bebió y cuando se terminó el agua dejó caer el vaso al suelo que se rompió. El porfesor que ocultaba su rostro con un pañuelo negro recogió los pedazos de cristal, pero no se percató de que Sara disimuladamente había cogido un pedazo de cristal que había ocultado entre sus ropas, ahora sólo debía esperar a que el hombre del pañuelo negro volviera a dejarla sola para cortar la cuerda y poder huir...
Mientras tanto, el padre de Sara estaba cada vez más preocupado porque su hija todavía no había llegado a casa, y la había llamado al móvil mil veces, también había llamado a todas sus amigas, pero ninguna sabía dónde estaba. Finalmente, el padre llamó a la policía y decidió salir a buscarla.
Al cabo de un rato el profesor con el pañuelo negro regresó a la cabaña donde Sara aguardaba maniatada y aterrada. "¿Tienes sed?", le preguntó a Sara, ella asintió con la cabeza, y el profesor le quitó la mordaza y las ataduras, Sara bebió y cuando se terminó el agua dejó caer el vaso al suelo que se rompió. El porfesor que ocultaba su rostro con un pañuelo negro recogió los pedazos de cristal, pero no se percató de que Sara disimuladamente había cogido un pedazo de cristal que había ocultado entre sus ropas, ahora sólo debía esperar a que el hombre del pañuelo negro volviera a dejarla sola para cortar la cuerda y poder huir...
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